En la mitología griega, Hades es descrito como el dios del inframundo y los muertos. Hijo de los titanes Cronos y Rea, era el mayor de sus hijos varones. Al igual que todos sus hermanos, fue devorado por su padre y posteriormente rescatado por Zeus. Hades, junto a Zeus y Poseidón, lograron derrotar a Cronos y se adueñaron del universo. En la repartición de los dominios de su padre, le fue concedido el inframundo. De esta forma, se vio en la obligación de ser el vigía del Tártaro. Al ser el regente del inframundo, muchos lo asocian con la maldad, pero Hades era más bien altruista, siempre mantenía un papel de equilibrio y nunca beneficiaba a una parte u otra. Sin duda alguna, era conocido como uno de los dioses Olímpicos más neutrales de todos. Hades y su esposa Perséfone Al encontrarse completamente solo en el inframundo, Hades secuestró a Perséfone. Esta se encontraba plácidamente recogiendo flores para su madre Deméter al momento de su rapto. Al no poder encontrarla, su madre lanzó una maldición sobre la tierra la cual no levantaría hasta que su hija regresase. Zeus al saber el paradero de la joven diosa, envió a Hermes a convencer a Hades de liberar a la chica. Gracias a su lengua de plata, Hermes logró convencer a Hades, pero este le tendería una trampa a la diosa. Dándole un grano de granada que Perséfono comió con gran gusto debido a su sabor tan dulce se vio obligada a regresar ya que había consumido del inframundo. De esta forma, el dios la desposó y la convirtió en la diosa del inframundo. Zeus ordenó a la chica vivir 6 meses en el inframundo con su esposo y otros 6 meses en la tierra con su madre. Así, Hades dejó de ser un dios solitario.